Octavia, dedicatoria.

Bella concertista que  con  tus notas calmas  mi  corazón, hoy yo vengo  a  ti  para poder pedirte  un  favor,  que toques esta noche  mil canciones para silenciar  mi  dolor, puesto que en mis adentros actualmente reina  la  desesperación, ya  que no  pasa un  día sin que en  mi mente tu  recuerdo  este  presente, con  una  imagen de  aquel instante donde por primera vez pude posar mis ojos  sobre ti  y  con tu inefable  belleza  lograste  no  solo cautivar mi corazón sino  que mi alma se elevó  con tu suave y delicada  voz, es  por  eso  que  a ti la  dueña  de  mi  inspiración, a  la dama que  en mis  sueños  transita de forma  elegante  y con  la que al intentar  seguir  sus  pasos  ambos  terminamos  danzando  es una interminable  espiral,  solo  para  que al  despertar  me  dé  cuenta  que aquel toque con tus  manos solo  fue una ilusión,  el  verte tan cerca pero  que a la  vez te encuentres tan inalcanzable  como si de  un  cristal que al primer contacto  con  mis manos  fuera  a quebrarse,  es por eso que en  esta velada seguiré alimentando mi anhelo,  con  la  firme creencia de que en algún segundo  voltearas tu mirada hacia mí  y tus hermosos ojos  de color  morado finalmente notaran mi  presencia,  pero  hasta  que ese  día llegue seguiré esperando  con paciencia y  comprando un  boleto para  tu siguiente  función, y es que Octavia con tus melodías  lograste  despertar algo  más  que  una  simple  pasión ya que tu  arte  se ha  ganado mi eterna  admiración.